Para aquellos que quieren pedirse perdón.
Era un lunes rutinario y molesto para
cualquier persona, excepto para mí. Un extraño, pero interesante mail, me llevó
a una cita en el famoso café Tortoni de Avenida de mayo.
El mail decía lo siguiente: "Buenas
tardes señor De Baard. Se que es una persona muy ocupada, pero tengo una
historia que es digna de ser escrita por usted. Esta historia, que he vivido en
primera persona, me ha dado el nombre de "El imperdonable".
Si he despertado su interés, véame en el
café Tortoni de Avenida de mayo a las 10 am en punto.
Pd: Lleve todo lo necesario para escribir.
Y un poco tabaco si tiene.
Gracias. El imperdonable."
Reconozco que he hecho cada locura para
escribir un buen éxito. Así que, esta cita en el café era poco comparado a mis
anteriores hazañas para escribir una buena historia.
Ese lunes fui al café Tortoni. Antes pase
por una tabaquería y compré un poco de para mi extraño entrevistado.
A las 10 en punto, estaba entrando al café. Allí localice a un
hombre de unos 30, con una barba prominente ocupando todo el largo del cuello.
Y lo que lo identificó como "el imperdonable", fue la pipa vacía en
sus labios de la que no salía ni una estela de humo. Por lo que, seguro estaba
esperando su tabaco.
Me senté y había una joven moza que observó mi movimiento. Se acercó,
y yo le pedí un cortado. El imperdonable tenía una lágrima sin tocar.
Cuando la moza se retiró, el imperdonable
sacó su pipa de la boca y dijo:
-Señor De Baard. Tan puntual como un reloj
suizo (se río).
-Veo que me esperó para beber conmigo.
(Señalé el café).
-Estoy ahogado de lágrimas en mi vida. La
pedí para consumir lo mínimo para sentarme aquí. Veo que se arriesgo a venir.
-Tengo problemas de inspiración. Me he
arriesgado en ocasiones más extrañas. Así que... vayamos al grano. Me gustan
las cosas sencillas. Por eso, sabrá que me dedico a cuentos cortos. ¿Por que se
hace llamar el imperdonable?
-¿ Trajo lo que le pedí? (Me señalo su
pipa).
Saque el paquete de tabaco y se lo di.
Mientras armaba su pipa para fumar, la joven moza trajo mi café. Yo saqué mi
lápiz y cuaderno, intuyendo que el relato del imperdonable comenzaría. Y así
fue...
-(Encendió su pipa con un encendedor de
plata, y dio una pequeña pitada). Una mujer como esa moza estuvo en mi vida.
Joven...llena de sueños. Y yo me pegue a sus sueños, como un caramelo duro en
los dientes. (Me imaginé una persona esforzándose para sacarse un caramelo
incrustado en los dientes). Era puro amor. Nos llevábamos 3 años. Pero estábamos
en un mismo nivel de madurez.
(Dio otra pitada a la pipa). Mi vida se
esforzaba en complementarse a ella. Pero un día comenzó a alejarse. Es como
pisar mal en el piso sin darte cuenta, un tropiezo inesperado que te deja mal
parado.
En ese momento, entre en un trance. Me
dediqué meses a intentar recuperarla. Le llamé la atención de miles de maneras:
le compré flores, le escribí cartas, le dedique canciones. Arriesgue mi vida
para que ella me de un poco de su amor. Pero todo eso me ha llevado a ser un
imperdonable.
(Tomó un largo trago a su lágrima y se
quedó mirando la ventana, con una expresión que detecta que una persona esta
evitando llorar).
Esperé un momento a que siguiera su
relato, pero se quedó en silencio. En ese momento hablé.
-No lo comprendo señor.
El hombre me miró tapándose los ojos entre
el humo de su pipa y contestó:
-Tiene su historia señor De Baard. A todos
nos gusta sufrir por amor. Es como el vicio de la bebida. Uno con el tiempo, se
deja de querer. Es imperdonable haberme abandonado. Aún no puedo perdonarme, espero
no haberle quitado su tiempo.
El hombre tiro unos billetes en la mesa y
se fue, tirando humo por su pipa con la mirada baja.
Agregados:
Ese mismo lunes por la noche, terminé la
historia. Las historias de amor tienen éxito. Pero mucho más las tienen las de sufrimiento
por amor.
La historia no tuvo éxito. ¿Saben porque? Porque le agregue un
final feliz.
Espero que el imperdonable pueda volver a
quererse.
Espero que la gente pueda aprender a
querer.
Y espero que tengas un final feliz en tu
vida.
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