Edificios,
viejos quebrajados gigantes con historias identificadas en cada ventana
Algunas
ventanas encendidas, otras apagadas, y
otras que aún necesitan una historia.
Siento
la brisa marina entre los quebrajados gigantes y entre ellos forman un cerrado
espacio para el eco perfecto de historias con voz propia
Risas,
gritos y ademanes entrecortados entre sonidos de platos, cubiertos y olores
culinarios que envenenan a la nariz de tentación.
Por
más que intente, no puedo evitar maravillarme de la estupenda acústica que me
da esta noche calurosa
De
a ratos las voces se apagan y dan lugar a los sonidos inertes del departamento
donde estoy sentado
Pies
subiendo escaleras, puerta de ascensor, y el famoso portazo del pasillo
que resuena en todo el piso dos.
Por
ultimo miro la luna, me acuerdo de ella. Sonrió, miro abajo con cierta
adrenalina en mi cuerpo que caeré al vacio
Nada
se compara con vivir en el piso dos y ser el espía de la perfecta acústica que
la gente te da a través de los viejos quebrajados gigantes.
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